Cometí muchos errores este 2012, lloré por quien no debía y reí con falsas amistades. 
Cuando decía nunca mas, volvía a hacerlo. 
Perdoné demasiado, callé muchos ''te quiero'' que por miedo se quedaron en el aire. 
Callé verdades por no hacer daño, abracé personas que no se merecen ni el roce de mi piel, pero lo más importante, no me arrepiento de nada, después de lo bueno, siempre viene lo mejor.
 Este año me he dado cuenta que los ''amigos'' casi ni existen, que las segundas oportunidades no se deben dar, que de los errores siempre se aprende, que el pasado hay que dejarlo atrás, y que la felicidad solo depende de una persona, nosotros mismos.